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No deberéis comerla cruda ni hervida, sino asada al fuego, junto con la cabeza, las patas y los intestinos. 10 Y no debéis dejar nada. En caso de que algo quede, lo quemaréis al día siguiente. 11 Comeréis el cordero de este modo: con el manto ceñido a la cintura, con las sandalias puestas, con la vara en la mano, y de prisa. Se trata de la Pascua del Señor.

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