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La hermana del niño se quedó mirando de lejos para ver qué le iba a pasar al bebé.

La hija del faraón fue a bañarse al Nilo y mientras sus esclavas caminaban por la orilla del río, vio el canasto entre los juncos y mandó a su criada para que lo trajera. Luego abrió el canasto y vio al niño que estaba llorando. Ella tuvo compasión de él y dijo:

—Este es uno de los niños hebreos.

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