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El cofre del pacto en el templo

(2 Cr 5:2-6:2)

Entonces el rey Salomón reunió en Jerusalén a todos los ancianos líderes de Israel, a los jefes de las tribus y a los líderes de las familias de Israel para trasladar el cofre del pacto del SEÑOR desde Sion, la Ciudad de David, al templo. Así que todos los israelitas se reunieron con el rey Salomón durante la fiesta del mes de etanim, el séptimo mes del año.

Todos los ancianos líderes de Israel se hicieron presentes y los sacerdotes levantaron el Cofre Sagrado. Los sacerdotes y los levitas llevaron el cofre del SEÑOR, la carpa de reunión y los artículos sagrados que había en la carpa. El rey Salomón y todos los israelitas reunidos con él para este propósito celebraron el sacrificio de tantas ovejas y ganado ante el cofre del pacto, que nadie pudo llevar la cuenta. Entonces los sacerdotes pusieron el Cofre Sagrado del SEÑOR en su lugar bajo las alas de los querubines dentro del Lugar Santísimo en el templo. Porque los querubines estiran sus alas por encima del Cofre Sagrado y de sus travesaños desde arriba. Los travesaños son largos y desde el Lugar Santo se les ven las puntas sobresaliendo del Lugar Santísimo. Sin embargo, no se ven desde afuera y están ahí hasta el día de hoy. Lo único que había dentro del Cofre Sagrado eran las dos tablas de piedra que Moisés colocó dentro del cofre en Horeb, donde el SEÑOR hizo pacto con los israelitas después de que salieron de Egipto.

10 Cuando los sacerdotes salieron del Lugar Santo, la nube llenó el templo del SEÑOR 11 y no pudieron seguir de pie y continuar su trabajo porque el templo del SEÑOR se llenó de la gloria del SEÑOR.

12 Entonces Salomón dijo:

«El SEÑOR hizo el sol para brillar en el cielo,[a]
    pero habita en una nube oscura.
13 Te he construido un templo maravilloso,
    un lugar donde habitarás para siempre».

14 El rey entonces se volvió de frente hacia la asamblea de Israel para pronunciar la bendición para todos ellos, los cuales estaban de pie: 15 Dijo así:

«Bendito sea el SEÑOR, Dios de Israel, que con su mano ha cumplido lo que le prometió a mi papá David cuando dijo: 16 “Desde el día en que saqué de Egipto a mi pueblo Israel, no había elegido ninguna ciudad de entre todas las tribus de Israel para construir un templo en mi honor. Pero ahora elijo a David para que gobierne a mi pueblo Israel”.

17 »Mi papá David tenía mucho interés en construir un templo en honor al SEÑOR, Dios de Israel. 18 Sin embargo el SEÑOR le dijo a mi papá David: “Sé que tú tienes mucho interés en construir un templo en mi honor, y eso es bueno. 19 Pero tú no construirás el templo, sino un hijo que vas a tener. Él será quien construirá el templo donde se me dará honor”.

20 »Así que el SEÑOR cumplió su promesa y yo he asumido el poder en lugar de mi papá David, soy el rey de Israel, tal como el SEÑOR lo prometió, y he construido el templo en honor al SEÑOR, Dios de Israel. 21 Hice un lugar en el templo para el Cofre Sagrado; dentro del cual está el pacto que el SEÑOR hizo con nuestros antepasados al sacarlos de Egipto».

22 Entonces Salomón, de pie ante el altar del SEÑOR, en presencia de toda la asamblea de Israel, levantó sus brazos hacia el cielo 23 y dijo:

«SEÑOR, Dios de Israel, no hay ningún otro Dios como tú arriba en los cielos ni aquí abajo en la tierra. Tú hiciste el pacto con tu pueblo porque lo amas. Tú mantienes tu pacto y tu fiel amor con la gente que te sirve de todo corazón. 24 Tú has cumplido lo que prometiste a tu siervo David, mi papá, demostrando así con hechos lo que dijiste en palabras. 25 Ahora, SEÑOR, Dios de Israel, cumple las demás promesas que le hiciste a mi papá David. Dijiste: “David, si tus hijos me obedecen cuidadosamente, como lo hiciste tú, siempre habrá un descendiente tuyo que gobierne en Israel”. 26 Ahora, Dios de Israel, te pido que cumplas la promesa que le hiciste a mi papá, tu siervo David.

27 »Pero ¿en realidad puede vivir Dios en la tierra? Si ni los cielos más profundos pueden contenerte, entonces ¿cómo será adecuado para ti este templo que he hecho construir? 28 Sin embargo, te ruego que prestes atención a la petición y la súplica de tu siervo. SEÑOR mi Dios, escucha el grito de petición que hoy hago ante ti como tu siervo. 29 Así que mantén tu mirada en este templo día y noche, porque tú dijiste acerca de este lugar: “Ahí se dará honor a mi nombre”. Escucha a tu siervo cuando ore mirando hacia este lugar. 30 Escucha cuando tu pueblo Israel y tu siervo pidan tu favor en este lugar. ¡Por favor, escúchanos! Aunque vives en los cielos, escucha y perdónanos.

31 »Por ejemplo, puede darse el caso de que alguien peque contra su semejante y sea colocado bajo juramento. Cuando el caso llegue ante el altar de este templo, 32 escucha desde el cielo. Haz justicia a tus siervos, condenando al culpable por el mal que hizo y reivindicando al inocente por hacer el bien. 33 Cuando tu pueblo peque y por eso sea derrotado en batalla por el enemigo, si vuelve a ti para darte honor, ora y te suplica desde este templo, 34 escucha desde el cielo y perdona el pecado de tu pueblo Israel. Hazlos regresar a la tierra que les diste a sus antepasados. 35 Cuando haya sequía y falte la lluvia porque pecaron contra ti, si ellos hacen oración hacia este lugar, confesando tu nombre y abandonando su pecado cuando los castigues, 36 escucha desde el cielo y perdona el pecado de tus siervos, tu pueblo Israel. Enséñales el buen camino para que lo sigan y dales la lluvia que necesita la tierra que tú les diste como herencia.

37 »Puede suceder que haya hambre, epidemias o se arruinen las cosechas por cualquier tipo de plaga, sea por moho, por langostas o por gusanos; o que el enemigo tenga sitiada alguna ciudad, o en fin, que sobrevenga cualquier plaga o enfermedad. 38 Si alguien de tu pueblo Israel ora o te suplica, consciente de la aflicción por la que está pasando, levantando los brazos hacia este lugar, 39 escúchalo desde el cielo donde vives, y perdónalo. Responde a su petición y dale a cada uno conforme a lo que tú sabes de su vida y actitud. Porque sólo tú conoces el corazón de cada ser humano. 40 De esta manera ellos te respetarán todos los días que vivan en la tierra que diste a nuestros antepasados.

41 »Que suceda lo mismo cuando un extranjero que no es de tu pueblo Israel venga de un país lejano por causa de tu nombre. 42 Los pueblos conocerán tu gran nombre, tu mano fuerte y brazo exaltado. Cuando ese extranjero se acerque y ore en este templo, 43 escúchalo desde el cielo donde vives y concédele todo lo que pida para que todas las naciones del mundo conozcan tu nombre y te respeten como lo hace tu pueblo Israel. Así ellos sabrán que tu nombre se invoca en este templo que he construido.

44 »Cuando obedeciendo tus órdenes salga tu pueblo para la guerra y pida al SEÑOR en oración hacia esta ciudad que tú elegiste y hacia el templo que construí para que se dé honra a tu nombre, 45 escucha en el cielo su petición y defiende su causa. 46 Es posible que ellos pequen contra ti puesto que no hay ser humano que no peque. Es posible que te enojes con ellos, que resulten hechos prisioneros por el enemigo y que sean llevados a su país, cerca o lejos. 47 Cuando eso ocurra y en la tierra donde estén cautivos comiencen a reflexionar, se vuelvan a ti y supliquen tu ayuda diciendo: “Hemos pecado y somos culpables de la maldad que hicimos”, 48 si se vuelven a ti de todo corazón y con todo el ser en la tierra de sus enemigos donde estén cautivos, y si oran a ti hacia la tierra que les diste a sus antepasados, hacia la ciudad que elegiste y hacia el templo que he construido para que se dé honra a tu nombre, 49 escucha su oración en el cielo, el lugar donde vives, defiende su causa 50 y perdona a tu pueblo que pecó contra ti. Perdónales la rebeldía que cometieron contra ti y haz que quienes los llevaron prisioneros tengan compasión de ellos. 51 Porque es tu herencia y tu pueblo que sacaste de Egipto como de un horno para fundir hierro.

52 »Escucha, pues, las oraciones de tu pueblo Israel. Escucha cuando tu siervo te pida un favor por tu pueblo Israel. 53 Porque tú los separaste de todos los pueblos para ser tu pueblo querido, como lo hiciste por medio de tu siervo Moisés al sacar a nuestros antepasados de Egipto, tú Señor DIOS».

54 Salomón oró de rodillas ante el altar del SEÑOR, con los brazos levantados. Cuando terminó de orar al SEÑOR, se puso de pie. 55 Entonces, con voz muy fuerte, pidió que Dios bendijera a todo el pueblo de Israel. Dijo:

56 «¡Bendito sea el SEÑOR! Prometió dar paz a Israel y efectivamente lo hizo. Por medio de su siervo Moisés prometió muchas cosas buenas ¡y no ha fallado ni una sola promesa! 57 Pido al SEÑOR nuestro Dios que nunca nos abandone y que esté con nosotros, así como lo estuvo con nuestros antepasados. 58 Así cuando nos propongamos seguir sus enseñanzas, podremos obedecer los mandatos, decretos y decisiones que él mandó a nuestros antepasados. 59 ¡Qué el SEÑOR nuestro Dios siempre recuerde esta oración al SEÑOR! Yo pido que siempre haga esto por su siervo el rey y por su pueblo Israel, día y noche. 60 Si hace todo esto, entonces todos los pueblos del mundo sabrán que el SEÑOR es el único Dios verdadero. 61 Sean todos leales y fieles al SEÑOR nuestro Dios y sigan siempre obedeciendo todos sus decretos y mandatos. Obedezcan en el futuro tal como lo hacen ahora».

62 Entonces el rey y todo el pueblo de Israel ofrecieron sacrificios ante el SEÑOR. 63 Salomón sacrificó 22 000 toros y 120 000 ovejas al SEÑOR como ofrenda para festejar. De esta manera el rey y el pueblo dedicaron el templo al SEÑOR.

64 Ese mismo día el rey Salomón también dedicó la parte central del patio que está delante del templo del SEÑOR. Celebró con sacrificios que deben quemarse completamente, ofrendas de cereal y con la grasa de animales que se usaron como ofrenda para festejar. Estos sacrificios los hizo en el patio que está delante del templo porque el altar que estaba delante del SEÑOR no daba abasto.

65 En esa ocasión Salomón celebró la fiesta por siete días, y con él una asamblea muy grande de todo Israel, desde el paso de Jamat que quedaba en el norte, hasta el riachuelo de Egipto, al sur. Un gran número de personas comió, bebió y lo pasó bien junto al SEÑOR nuestro Dios por siete días. Después decidieron quedarse otros siete días más así. En total celebraron durante dos semanas. 66 Al día siguiente, Salomón despidió a la gente y ellos le agradecieron y volvieron a casa contentos por todo lo bueno que el SEÑOR había hecho a favor de su siervo David y por su pueblo Israel.

Footnotes

  1. 8:12 El SEÑOR […] el cielo Según LXX. TM: El SEÑOR dijo que vivirías en la oscuridad.

Salomón traslada el arca al templo

(2 Cr. 5.2-14)

Entonces Salomón reunió ante sí en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus, y a los principales de las familias de los hijos de Israel, para traer el arca del pacto de Jehová de la ciudad de David,(A) la cual es Sion. Y se reunieron con el rey Salomón todos los varones de Israel en el mes de Etanim, que es el mes séptimo, en el día de la fiesta solemne. Y vinieron todos los ancianos de Israel, y los sacerdotes tomaron el arca. Y llevaron el arca de Jehová, y el tabernáculo de reunión, y todos los utensilios sagrados que estaban en el tabernáculo, los cuales llevaban los sacerdotes y levitas. Y el rey Salomón, y toda la congregación de Israel que se había reunido con él, estaban con él delante del arca, sacrificando ovejas y bueyes, que por la multitud no se podían contar ni numerar. Y los sacerdotes metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el santuario de la casa, en el lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines. Porque los querubines tenían extendidas las alas sobre el lugar del arca, y así cubrían los querubines el arca y sus varas por encima. Y sacaron las varas, de manera que sus extremos se dejaban ver desde el lugar santo, que está delante del lugar santísimo, pero no se dejaban ver desde más afuera; y así quedaron hasta hoy. En el arca ninguna cosa había sino las dos tablas de piedra que allí había puesto Moisés en Horeb,(B) donde Jehová hizo pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de la tierra de Egipto. 10 Y cuando los sacerdotes salieron del santuario, la nube llenó la casa de Jehová. 11 Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová.(C)

Dedicación del templo

(2 Cr. 6.1—7.10)

12 Entonces dijo Salomón: Jehová ha dicho que él habitaría en la oscuridad. 13 Yo he edificado casa por morada para ti, sitio en que tú habites para siempre. 14 Y volviendo el rey su rostro, bendijo a toda la congregación de Israel; y toda la congregación de Israel estaba de pie. 15 Y dijo: Bendito sea Jehová, Dios de Israel, que habló a David mi padre lo que con su mano ha cumplido, diciendo: 16 Desde el día que saqué de Egipto a mi pueblo Israel, no he escogido ciudad de todas las tribus de Israel para edificar casa en la cual estuviese mi nombre, aunque escogí a David para que presidiese en mi pueblo Israel.(D) 17 Y David mi padre tuvo en su corazón edificar casa al nombre de Jehová Dios de Israel. 18 Pero Jehová dijo a David mi padre: Cuanto a haber tenido en tu corazón edificar casa a mi nombre, bien has hecho en tener tal deseo.(E) 19 Pero tú no edificarás la casa, sino tu hijo que saldrá de tus lomos, él edificará casa a mi nombre.(F) 20 Y Jehová ha cumplido su palabra que había dicho; porque yo me he levantado en lugar de David mi padre, y me he sentado en el trono de Israel, como Jehová había dicho, y he edificado la casa al nombre de Jehová Dios de Israel. 21 Y he puesto en ella lugar para el arca, en la cual está el pacto de Jehová que él hizo con nuestros padres cuando los sacó de la tierra de Egipto.

22 Luego se puso Salomón delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de Israel, y extendiendo sus manos al cielo, 23 dijo: Jehová Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia a tus siervos, los que andan delante de ti con todo su corazón; 24 que has cumplido a tu siervo David mi padre lo que le prometiste; lo dijiste con tu boca, y con tu mano lo has cumplido, como sucede en este día. 25 Ahora, pues, Jehová Dios de Israel, cumple a tu siervo David mi padre lo que le prometiste, diciendo: No te faltará varón delante de mí, que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden mi camino y anden delante de mí como tú has andado delante de mí.(G) 26 Ahora, pues, oh Jehová Dios de Israel, cúmplase la palabra que dijiste a tu siervo David mi padre.

27 Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?(H) 28 Con todo, tú atenderás a la oración de tu siervo, y a su plegaria, oh Jehová Dios mío, oyendo el clamor y la oración que tu siervo hace hoy delante de ti; 29 que estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa, sobre este lugar del cual has dicho: Mi nombre estará allí;(I) y que oigas la oración que tu siervo haga en este lugar. 30 Oye, pues, la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel; cuando oren en este lugar, también tú lo oirás en el lugar de tu morada, en los cielos; escucha y perdona.

31 Si alguno pecare contra su prójimo, y le tomaren juramento haciéndole jurar, y viniere el juramento delante de tu altar en esta casa; 32 tú oirás desde el cielo y actuarás, y juzgarás a tus siervos, condenando al impío y haciendo recaer su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo para darle conforme a su justicia.

33 Si tu pueblo Israel fuere derrotado delante de sus enemigos por haber pecado contra ti, y se volvieren a ti y confesaren tu nombre, y oraren y te rogaren y suplicaren en esta casa, 34 tú oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y los volverás a la tierra que diste a sus padres.

35 Si el cielo se cerrare y no lloviere, por haber ellos pecado contra ti, y te rogaren en este lugar y confesaren tu nombre, y se volvieren del pecado, cuando los afligieres, 36 tú oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, enseñándoles el buen camino en que anden; y darás lluvias sobre tu tierra, la cual diste a tu pueblo por heredad.

37 Si en la tierra hubiere hambre, pestilencia, tizoncillo, añublo, langosta o pulgón; si sus enemigos los sitiaren en la tierra en donde habiten; cualquier plaga o enfermedad que sea; 38 toda oración y toda súplica que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cuando cualquiera sintiere la plaga en su corazón, y extendiere sus manos a esta casa, 39 tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y perdonarás, y actuarás, y darás a cada uno conforme a sus caminos, cuyo corazón tú conoces (porque solo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres); 40 para que te teman todos los días que vivan sobre la faz de la tierra que tú diste a nuestros padres.

41 Asimismo el extranjero, que no es de tu pueblo Israel, que viniere de lejanas tierras a causa de tu nombre 42 (pues oirán de tu gran nombre, de tu mano fuerte y de tu brazo extendido), y viniere a orar a esta casa, 43 tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y harás conforme a todo aquello por lo cual el extranjero hubiere clamado a ti, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y entiendan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo edifiqué.

44 Si tu pueblo saliere en batalla contra sus enemigos por el camino que tú les mandes, y oraren a Jehová con el rostro hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la casa que yo edifiqué a tu nombre, 45 tú oirás en los cielos su oración y su súplica, y les harás justicia.

46 Si pecaren contra ti (porque no hay hombre que no peque), y estuvieres airado contra ellos, y los entregares delante del enemigo, para que los cautive y lleve a tierra enemiga, sea lejos o cerca, 47 y ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren cautivos; si se convirtieren, y oraren a ti en la tierra de los que los cautivaron, y dijeren: Pecamos, hemos hecho lo malo, hemos cometido impiedad; 48 y si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma, en la tierra de sus enemigos que los hubieren llevado cautivos, y oraren a ti con el rostro hacia su tierra que tú diste a sus padres, y hacia la ciudad que tú elegiste y la casa que yo he edificado a tu nombre, 49 tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y les harás justicia. 50 Y perdonarás a tu pueblo que había pecado contra ti, y todas sus infracciones con que se hayan rebelado contra ti, y harás que tengan de ellos misericordia los que los hubieren llevado cautivos; 51 porque ellos son tu pueblo y tu heredad, el cual tú sacaste de Egipto, de en medio del horno de hierro. 52 Estén, pues, atentos tus ojos a la oración de tu siervo y a la plegaria de tu pueblo Israel, para oírlos en todo aquello por lo cual te invocaren; 53 porque tú los apartaste para ti como heredad tuya de entre todos los pueblos de la tierra, como lo dijiste por medio de Moisés tu siervo, cuando sacaste a nuestros padres de Egipto, oh Señor Jehová.

54 Cuando acabó Salomón de hacer a Jehová toda esta oración y súplica, se levantó de estar de rodillas delante del altar de Jehová con sus manos extendidas al cielo; 55 y puesto en pie, bendijo a toda la congregación de Israel, diciendo en voz alta: 56 Bendito sea Jehová, que ha dado paz a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho; ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés su siervo, ha faltado.(J) 57 Esté con nosotros Jehová nuestro Dios, como estuvo con nuestros padres, y no nos desampare ni nos deje. 58 Incline nuestro corazón hacia él, para que andemos en todos sus caminos, y guardemos sus mandamientos y sus estatutos y sus decretos, los cuales mandó a nuestros padres. 59 Y estas mis palabras con que he orado delante de Jehová, estén cerca de Jehová nuestro Dios de día y de noche, para que él proteja la causa de su siervo y de su pueblo Israel, cada cosa en su tiempo; 60 a fin de que todos los pueblos de la tierra sepan que Jehová es Dios, y que no hay otro. 61 Sea, pues, perfecto vuestro corazón para con Jehová nuestro Dios, andando en sus estatutos y guardando sus mandamientos, como en el día de hoy.

62 Entonces el rey, y todo Israel con él, sacrificaron víctimas delante de Jehová. 63 Y ofreció Salomón sacrificios de paz, los cuales ofreció a Jehová: veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas. Así dedicaron el rey y todos los hijos de Israel la casa de Jehová. 64 Aquel mismo día santificó el rey el medio del atrio, el cual estaba delante de la casa de Jehová; porque ofreció allí los holocaustos, las ofrendas y la grosura de los sacrificios de paz, por cuanto el altar de bronce que estaba delante de Jehová era pequeño, y no cabían en él los holocaustos, las ofrendas y la grosura de los sacrificios de paz.

65 En aquel tiempo Salomón hizo fiesta, y con él todo Israel, una gran congregación, desde donde entran en Hamat hasta el río de Egipto, delante de Jehová nuestro Dios, por siete días y aun por otros siete días, esto es, por catorce días. 66 Y al octavo día despidió al pueblo; y ellos, bendiciendo al rey, se fueron a sus moradas alegres y gozosos de corazón, por todos los beneficios que Jehová había hecho a David su siervo y a su pueblo Israel.