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22 Cuando todos los israelitas que se habían escondido en los montes de Efraín se enteraron de la huida de los filisteos, se sumaron también a su persecución. 23 El Señor salvó aquel día a Israel y la batalla llegó hasta Bet-Avén.

24 Los israelitas terminaron aquel día agotados, pues no habían probado bocado. Y es que Saúl los había juramentado, diciendo:

— ¡Maldito el que coma algo antes de la tarde, hasta que yo me haya vengado de mis enemigos!

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