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15 Al ver el éxito de David, Saúl se llenó de temor. 16 Pero todos en Israel y Judá sentían gran aprecio por David, porque él los dirigía en campaña.

17 Un día Saúl le dijo a David:

―Aquí tienes a Merab, mi hija mayor. Te la entrego por esposa, con la condición de que me sirvas con valentía, peleando las batallas del Señor.

Saúl pensaba: «Será mejor que no muera por mi mano, sino a mano de los filisteos».

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