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Pero el espíritu malo de parte de Jehová se apoderó de Saúl; y estando sentado en su casa con una lanza en la mano, mientras David tocaba, 10 Saúl procuró clavar a David con su lanza en la pared, pero él se apartó de delante de Saúl, y la lanza se clavó en la pared. David huyó y se puso a salvo aquella noche. 11 Saúl envió luego mensajeros a casa de David para que lo vigilaran y lo mataran por la mañana. Pero Mical, su mujer, le avisó a David:

«Si no salvas tu vida esta noche, mañana estarás muerto.»

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