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Pero los comandantes filisteos preguntaron:

―¿Qué hacen aquí estos israelitas?

Aquis les respondió:

―Este es David, siervo de Saúl, que huye de él. Ha estado conmigo durante varios años, y jamás he encontrado en él una falta desde que llegó.

Pero los comandantes se airaron.

―Hazlo que vuelva —le exigieron—. Ellos no irán a la batalla con nosotros. Podrían volverse en contra nuestra. ¿Habrá algún modo mejor de reconciliarse con su amo que volverse contra nosotros durante la batalla? Este es el mismo hombre del cual las mujeres de Israel cantan en sus danzas:

«Saúl mató a sus miles, y David a sus diez miles».

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