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Pero los jefes filisteos se enfadaron con él y le dijeron:

— Ordénale que regrese al lugar que le asignaste y que no nos acompañe en la batalla, no sea que nos traicione en el fragor del combate. Podría buscar reconciliarse con su señor a costa de las cabezas de nuestros hombres. ¿No es este el David al que cantaban bailando aquello de “Saúl mató a mil y David a diez mil”?

Entonces Aquís llamó a David y le dijo:

— ¡Vive el Señor! que eres un hombre recto y me agrada tu forma de comportarte conmigo en el campamento. Yo no he encontrado nada que reprocharte desde que viniste a mí hasta el presente; pero a los jefes filisteos no les caes bien.

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