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25 Ni antes ni después de Josías hubo un rey como él, que se convirtiera al Señor de todo corazón y con toda el alma, totalmente de acuerdo con la ley de Moisés. 26 Sin embargo, el Señor no aplacó su terrible cólera contra Judá, causada por la indignación que le había provocado Manasés. 27 El Señor dijo:

— Expulsaré de mi presencia también a Judá, como expulsé a Israel, y rechazaré a Jerusalén, mi ciudad preferida, y al Templo en el que quise que residiera mi nombre.

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