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10 que le mandó un mensajero a decirle:

— Ve a bañarte siete veces en el Jordán y tu carne quedará sana y purificada.

11 Naamán se marchó indignado y murmurando:

— Yo pensaba que saldría a recibirme y que, puesto en pie, invocaría al Señor, su Dios; que me tocaría con su mano y me libraría de la lepra. 12 ¿Acaso no valen más los ríos de Damasco, el Abaná y el Farfar, que todas las aguas de Israel? ¿Y no podría haberme bañado en ellos para quedar limpio?

Naamán dio media vuelta y se marchó enfurecido.

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