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Tus dientes, como manadas de trasquiladas ovejas,

Que suben del lavadero,

Todas con crías mellizas,

Y ninguna entre ellas estéril.

Tus labios, como un hilo de grana,

Y tu habla hermosa;

Tus sienes, como cachos de granada

a la parte adentro de tus guedejas.

Tu cuello, como la torre de David, edificada para muestra;

Mil escudos están colgados de ella,

Todos escudos de valientes.

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