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Yo me levanté para abrir á mi amado,

Y mis manos gotearon mirra,

Y mis dedos mirra que corría

Sobre las aldabas del candado.

Abrí yo á mi amado;

Mas mi amado se había ido, había ya pasado:

Y tras su hablar salió mi alma:

Busquélo, y no lo hallé;

Llamélo, y no me respondió.

Halláronme los guardas que rondan la ciudad:

Hiriéronme, llagáronme,

Quitáronme mi manto de encima los guardas de los muros.

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