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yo todavía elegiría a mi paloma, a mi mujer perfecta,
    la favorita de su madre,
    muy amada por quien la dio a luz.
Las jóvenes la ven y la alaban;
    hasta las reinas y las concubinas del palacio le entonan alabanzas:
10 «¿Quién es esa, que se levanta como la aurora,
    tan hermosa como la luna,
tan resplandeciente como el sol,
    tan majestuosa como un ejército con sus estandartes desplegados al viento?».

La joven

11 Bajé a la arboleda de nogales
    y salí al valle para ver los nuevos brotes primaverales,
para ver si habían brotado las vides
    o si las granadas ya estaban florecidas.

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