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Alabanza de la sabiduría

24 La sabiduría se alaba a sí misma,
habla con orgullo en medio de su pueblo;
delante de la asamblea del Altísimo
y de sus ángeles, dice con orgullo:
«Yo salí de la boca del Altísimo
y cubrí la tierra como bruma.
En el cielo tenía mi habitación;
mi trono estaba sobre una columna de nubes.
Yo sola recorrí la bóveda celeste
y atravesé lo más hondo del abismo.
Reiné sobre las olas del mar, en la tierra entera
y en todos los pueblos y naciones.
En todos esos lugares busqué un hogar,
un sitio donde poner mi residencia.
Entonces el que me hizo a mí y a las demás cosas
decidió dónde debía yo residir, y me dijo:
“Pon tu residencia en Israel,
vive en el pueblo de Jacob.”
Él me creó al comienzo, antes del mundo,
y nunca dejaré de existir.
10 He servido ante él en el santuario,
y en Sión me establecí.
11 Me hizo residir en la ciudad amada,
y en Jerusalén está mi autoridad.
12 Eché raíces en este pueblo glorioso,
posesión escogida del Señor.
13 Crecí como cedro del Líbano,
como ciprés de la montaña de Hermón,
14 como palmera de En-gadi,
como rosal de Jericó,
como olivo hermoso en la llanura;
crecí como castaño.
15 Esparcí perfume como árbol de canela,
como caña aromática y mirra escogida,
como las resinas más olorosas,
como el incienso que se quema en el santuario.
16 Extendí mis ramas como terebinto:
ramas bellas y frondosas.
17 Eché hermosos retoños como vid,
y mis flores y frutos son bellos y abundantes.
19 Acérquense a mí los que me desean,
y coman todo lo que quieran de mis frutos,
20 pues conocerme es más dulce que la miel,
y poseerme, más dulce que un panal.
21 El que me coma querrá comer más,
y el que me beba querrá beber más.
22 El que me hace caso no fracasará;
el que se conduce con sabiduría no pecará.»

23 Todo esto es el libro de la alianza del Dios altísimo,
la ley que promulgó Moisés para nosotros,
la herencia del pueblo de Jacob.
25 Esta ley está llena de sabiduría como el río Pisón,
o como el Tigris en la primavera;
26 rebosa sensatez como el Éufrates,
o como el Jordán cuando más crece;
27 da instrucción tan abundante como el Nilo,
o como el río Gihón en tiempo de creciente.
28 Nadie, del primero al último,
ha conocido a fondo la sabiduría,
29 pues sus pensamientos abarcan más que el océano
y sus designios son más profundos que el inmenso abismo.

30 Yo, por mi parte, soy como un canal que sale de un río,
como una acequia que lleva agua a un jardín.
31 Dije: «Voy a regar mi jardín,
voy a empapar mis prados.»
Y mi canal se convirtió en un río,
y mi río se convirtió en un mar.
32 Haré que mi instrucción resplandezca como la aurora,
y que su luz llegue hasta muy lejos;
33 daré mi enseñanza como los profetas
y la dejaré a las generaciones venideras.
34 Vean que no he trabajado sólo para mí,
sino para todos los que buscan la sabiduría.