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Esto es lo que dijo el Maestro, hijo de David y rey de Jerusalén:

«Nada tiene sentido», dice el Maestro.
    «Nada en absoluto tiene sentido».[a]
¿Qué gana el ser humano
    con todo el trabajo que realiza bajo el sol?
La gente vive y muere,
    pero la tierra dura para siempre.
El sol se levanta, luego se oculta
    y se apresura a levantarse de nuevo en el mismo lugar.
El viento sopla hacia el sur y luego gira al norte.
    Sigue dando siempre las mismas vueltas.
Todos los ríos corren una y otra vez al mismo lugar.
    Van al mar y, sin embargo, el mar no se llena.
Todo lo que se dice, ya se dijo;
    no es posible decir algo nuevo.
Sin embargo, el oído siempre quiere oír más
    y al ojo nada de lo que ve le satisface.
¿Qué sucedió antes?
    Lo mismo que sucederá después.
¿Qué se hizo antes?
    Lo mismo que se hará después.
    No hay nada nuevo bajo el sol.
10 Algunos dicen que tal cosa es nueva,
    pero en realidad siempre ha estado allí.
    Estaba allí antes de que existiéramos.
11 La gente de hoy en día ni se acuerda
    de lo que sucedió hace mucho tiempo.
En el futuro, la gente no recordará
    lo que está sucediendo ahora.
Y más tarde, la gente de otras épocas no sabrá
    lo que hicieron los que vivieron antes que ellos.

¿Trae felicidad la sabiduría?

12 Yo, el Maestro, fui rey de Israel en Jerusalén. 13 Decidí estudiar y usar mi sabiduría para aprender acerca de todo lo que se hace bajo el cielo. Aprendí que Dios le ha dado una tarea muy agobiante a los seres humanos. 14 Observé todo lo que se hace bajo el sol y concluí que nada tiene sentido. Todo es como atrapar el viento.

15 El mundo está torcido y ya no se endereza.
    Por más cuentas que se hagan, nunca se completa lo que falta.

16 Así que un día estuve pensando: «Tengo mucha fama y soy más sabio que todos los reyes que vivieron en Jerusalén antes de mí. Soy capaz de investigar la sabiduría y el entendimiento». 17 Entonces me dediqué a investigar la sabiduría y el entendimiento y terminé en tonterías y estupideces. Buscar la sabiduría es como intentar atrapar el viento,

18 porque entre más sabiduría, más frustración;
    y a medida que uno más entiende, más dolor se experimenta.

Footnotes

  1. 1:2 «Nada […] sentido» La palabra en hebreo significa vapor o aliento o algo que es inútil, vacío, erróneo, o que es una pérdida de tiempo.

Todo es vanidad

Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén.

Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece. Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo. Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo. Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. 10 ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. 11 No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después.

La experiencia del Predicador

12 Yo el Predicador fui rey sobre Israel en Jerusalén. 13 Y di mi corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, para que se ocupen en él. 14 Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu. 15 Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede contarse.

16 Hablé yo en mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría(A) sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia. 17 Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos; conocí que aun esto era aflicción de espíritu. 18 Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor.