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28 Además, te prostituiste a los asirios porque no te habías saciado; te prostituiste a ellos y ni aun entonces te saciaste(A). 29 También multiplicaste tu prostitución en la tierra de los mercaderes, Caldea, y ni aun con esto te saciaste’”».

30 «¡Qué débil es tu corazón», declara el Señor Dios, «cuando haces todas estas cosas(B), las acciones de una ramera desvergonzada(C)!

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