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27 Jacob se acercó y lo besó. Olió Isaac el olor de sus vestidos, y lo bendijo, diciendo:

«Mira, el olor de mi hijo,
como el olor del campo que Jehová ha bendecido.
28 Dios, pues, te dé del rocío del cielo
y de los frutos de la tierra,
y abundancia de trigo y de mosto.
29 Sírvante pueblos
y las naciones se inclinen delante de ti.
Sé señor de tus hermanos
y ante ti se inclinen los hijos de tu madre.
Malditos sean los que te maldigan
y benditos los que te bendigan.»

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