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31 ¡Laméntense, ciudades filisteas,
griten de dolor, tiemblen de espanto!
Porque del norte viene un ejército como una nube de humo;
ni un solo hombre se sale de las filas.
32 ¿Qué se puede responder a los enviados de ese país?
Que el Señor ha dado firmeza a Sión,
y los afligidos de su pueblo se refugiarán allí.

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