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Callad, habitantes de la costa,
vosotros, mercaderes de Sidón,
que tenéis mercaderes por el mar.
El grano de Egipto era su ganancia,
su beneficio el comercio extranjero.
Cúbrete de vergüenza, Sidón,
fortaleza del mar,
porque ha dicho el mar:
“No he parido entre dolores,
no he criado muchachos,
no he educado muchachas”.

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