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¡Pero a nosotros, oh Señor, muéstranos misericordia, porque en ti hemos confiado! Sé nuestra fuerza cada día y nuestro auxilio cuando sobrevenga la tribulación. Al escuchar tu voz huye el enemigo; cuando tú te alzas, se desbandan las naciones. Como las langostas despojan las eras y las viñas, despojará Jerusalén al derrotado ejército de Asiria.

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