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SEÑOR, ten compasión de nosotros,
    confiamos en ti.
Fortalécenos cada mañana,
    sálvanos en tiempos de angustia.
Los pueblos huyen al estruendo de tu voz.
    Las naciones se dispersan cuando te levantas.
Tu botín se amontona como cuando se amontonan los saltamontes;
    como langostas se abalanzan sobre él.

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