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y hasta me reclaman:
    “¿Para qué ayunamos, si no lo tienes en cuenta?
    ¿Para qué nos afligimos, si tú no lo notas?”

»Pero el día en que ayunáis,
    hacéis negocios y explotáis a vuestros obreros.
Vosotros solo ayunáis para pelear y reñir,
    y daros puñetazos a mansalva.
Si queréis que el cielo atienda vuestros ruegos,
    ¡ayunad, pero no como ahora lo hacéis!
¿Acaso el ayuno que he escogido
    es solo un día para que el hombre se mortifique?
¿Y solo para que incline la cabeza como un junco,
    haga duelo y se cubra de ceniza?
¿A eso llamáis vosotros día de ayuno
    y día aceptable para el Señor?

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