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Aun tus hermanos y la casa de tu padre,
aun ellos se levantaron contra ti,
aun ellos gritaron en pos de ti.
No confíes en ellos,
aunque te digan cosas buenas.

»He abandonado mi casa,
he desamparado mi heredad,
he entregado en mano de sus enemigos
lo que amaba mi alma.
Mi heredad fue para mí
como un león en la selva;
contra mí lanzó su rugido,
y por eso la aborrecí.

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