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24 asna montés acostumbrada al desierto,
que en su ardor olfatea el viento.
De su lujuria, ¿quién la detendrá?
Ninguno que la busque se fatigará,
porque en el tiempo de su celo la hallará.

25 »Guarda tus pies de andar descalzos
y tu garganta de la sed.
Mas dijiste: “No hay remedio en ninguna manera,
porque a extraños he amado y tras ellos he de ir.”

26 »Como se avergüenza el ladrón cuando es descubierto,
así se avergonzará la casa de Israel,
ellos, sus reyes, sus príncipes,
sus sacerdotes y sus profetas,

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