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Un día gritarán los vigías
allá por la montaña de Efraín:
“Venga, subamos a Sión,
allí está el Señor nuestro Dios”.
Así dice el Señor:
Gritad de alegría por Jacob,
de gozo por la primera de las naciones;
que se deje oír vuestra alabanza:
“El Señor ha salvado a su pueblo,
al resto de Israel”.
Voy a traeros de un país del norte,
a reuniros de los rincones de la tierra:
vendrán hasta ciegos y cojos,
junto con preñadas y paridas;
volverá una enorme muchedumbre.

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