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31 Vamos, atacad al pueblo
que vive tranquilo y confiado,
—oráculo del Señor—.
Está sin puertas ni cerrojos,
y además vive solitario.
32 Sus camellos servirán de botín,
sus muchos rebaños, de despojo.
A esos de sienes afeitadas
los dispersaré a los cuatro vientos;
en todos los lugares que recorran
desencadenaré sobre ellos la desgracia
—oráculo del Señor—.
33 Cueva de chacales será Jasor,
convertida en eterna desolación;
ya no habrá nadie que habite allí,
no habrá persona que more en ella.

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