Add parallel Print Page Options

24 Al oír de su fama,
nuestras manos se han descoyuntado.
De nosotros se ha apoderado la angustia,
un dolor como de mujer que está de parto.
25 ¡No salgas al campo
ni andes por el camino,
porque espada de enemigo
y temor hay por todas partes!

26 ¡Hija de mi pueblo, cíñete de ropas ásperas
y revuélcate en ceniza!
¡Ponte de luto como por el hijo único, y llora amargamente,
porque pronto vendrá sobre nosotros el destructor!

Read full chapter