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Job maldice el día en que nació

Después de esto abrió Job su boca, y maldijo su día.

Y exclamó Job, y dijo:

Perezca el día en que yo nací,
Y la noche en que se dijo: Un varón acaba de ser concebido.
Sea aquel día sombrío,
Y no cuide de él Dios desde arriba,
Ni resplandezca sobre él la luz.
Reclámenlo por suyo las tinieblas y sombras de muerte;
Repose sobre él un denso nublado
Que lo haga horrible como día caliginoso.
Que aquella noche la posea la oscuridad;
No sea contada entre los días del año,
Ni figure en el número de los meses.
¡Oh, que fuera estéril aquella noche,
Que no se oyera canción alguna en ella!
Maldíganla los que maldicen el día,
Los que se aprestan para despertar a Leviatán.
Oscurézcanse las estrellas de su alba;
Espere la luz, y no llegue,
Ni vea los párpados de la mañana;
10 Por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba,
Ni escondió de mis ojos el sufrimiento.

11 ¿Por qué no morí yo en la matriz,
O expiré al salir del vientre?
12 ¿Por qué me acogieron dos rodillas?
¿Y a qué dos pechos para que mamase?
13 Pues ahora estaría yo yacente, y reposaría;
Dormiría, y entonces tendría descanso,
14 Con los reyes y con los consejeros de la tierra,
Que edifican para sí áridos mausoleos;
15 O con los príncipes que poseían el oro,
Que llenaban de plata sus casas.
16 ¿Por qué no fui enterrado secretamente como abortivo,
Como los pequeñitos que nunca vieron la luz?
17 Allí los impíos dejan de perturbar,
Y allí descansan los de agotadas fuerzas.
18 Allí también reposan los cautivos;
No oyen la voz del capataz.
19 Allí están el chico y el grande,
Y el esclavo está libre de su dueño.

20 ¿Por qué dar luz a un desdichado,
Y vida a los de ánimo amargado,
21 Que esperan la muerte, y no llega,
Aunque la buscan más que tesoros;
22 Que se alegran sobremanera,
Y se gozan cuando hallan el sepulcro?
23 ¿Por qué se da vida al hombre que no sabe por dónde ha de ir,
Y a quien Dios ha cercado por todas partes?
24 Pues mis suspiros son mi pan de cada día,
Y mis gemidos corren como aguas.
25 Porque el temor que me espantaba me ha sobrevenido,
Y me ha acontecido lo que yo temía.
26 No he tenido tranquilidad ni calma, ni tuve reposo,
Sino que me sobrevino turbación.

Job maldice el día en que nació

Después de esto abrió Job su boca, y maldijo su día.(A) Y exclamó Job, y dijo:

Perezca el día en que yo nací,

Y la noche en que se dijo: Varón es concebido.

Sea aquel día sombrío,

Y no cuide de él Dios desde arriba,

Ni claridad sobre él resplandezca.

Aféenlo tinieblas y sombra de muerte;

Repose sobre él nublado

Que lo haga horrible como día caliginoso.

Ocupe aquella noche la oscuridad;

No sea contada entre los días del año,

Ni venga en el número de los meses.

¡Oh, que fuera aquella noche solitaria,

Que no viniera canción alguna en ella!

Maldíganla los que maldicen el día,

Los que se aprestan para despertar a Leviatán.

Oscurézcanse las estrellas de su alba;

Espere la luz, y no venga,

Ni vea los párpados de la mañana;

10 Por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba,

Ni escondió de mis ojos la miseria.

11 ¿Por qué no morí yo en la matriz,

O expiré al salir del vientre?

12 ¿Por qué me recibieron las rodillas?

¿Y a qué los pechos para que mamase?

13 Pues ahora estaría yo muerto, y reposaría;

Dormiría, y entonces tendría descanso,

14 Con los reyes y con los consejeros de la tierra,

Que reedifican para sí ruinas;

15 O con los príncipes que poseían el oro,

Que llenaban de plata sus casas.

16 ¿Por qué no fui escondido como abortivo,

Como los pequeñitos que nunca vieron la luz?

17 Allí los impíos dejan de perturbar,

Y allí descansan los de agotadas fuerzas.

18 Allí también reposan los cautivos;

No oyen la voz del capataz.

19 Allí están el chico y el grande,

Y el siervo libre de su señor.

20 ¿Por qué se da luz al trabajado,

Y vida a los de ánimo amargado,

21 Que esperan la muerte, y ella no llega,(B)

Aunque la buscan más que tesoros;

22 Que se alegran sobremanera,

Y se gozan cuando hallan el sepulcro?

23 ¿Por qué se da vida al hombre que no sabe por dónde ha de ir,

Y a quien Dios ha encerrado?

24 Pues antes que mi pan viene mi suspiro,

Y mis gemidos corren como aguas.

25 Porque el temor que me espantaba me ha venido,

Y me ha acontecido lo que yo temía.

26 No he tenido paz, no me aseguré, ni estuve reposado;

No obstante, me vino turbación.