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pesarían más que la arena de los mares.
    Por eso no tengo pelos en la lengua.
Porque las flechas del Todopoderoso están dentro de mí,
    y mi espíritu bebe su veneno.
    Los terrores de Dios se enfilan contra mí.
¿Acaso rebuzna el burro cuando tiene hierba
    o brama el toro cuando tiene pasto?

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