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La caída de Nínive

El escudo de sus guerreros es rojo,
los soldados visten de púrpura;
están listos para el combate,
empuñan las lanzas.
El acero de los carros flamea como fuego;
recorren vertiginosos los caminos,
se precipitan por las plazas;
parecen antorchas encendidas,
que se agitan como relámpagos.
[El rey] pasa revista a sus capitanes
que se atropellan en su marcha
al correr hacia la muralla
para asegurar el parapeto.

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