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Título y programa

Proverbios de Salomón, hijo de David y rey de Israel.

Han sido reunidos para conocer sabiduría y educación,
para entender expresiones inteligentes,
para adquirir la educación adecuada:
justicia, derecho y honradez;
para enseñar agudeza a los ignorantes,
conocimiento y discreción a los jóvenes;
—el sabio atiende y aprende más,
el inteligente adquiere maestría—;
para entender proverbios y refranes,
los dichos y enigmas de los sabios.
Respetar al Señor es el principio del saber,
pero los necios desprecian la sabiduría y la educación.

I.— PRIMERA COLECCIÓN SALOMÓNICA (1,8—9,18)

Sobre las malas compañías

Hijo mío, atiende a la educación paterna
y no olvides la enseñanza materna,
pues serán corona preciosa en tu cabeza,
collar alrededor de tu cuello.
10 Hijo mío, no consientas
cuando los malvados intenten seducirte.
11 Tal vez te digan: “Acompáñanos
a poner trampas mortales
asaltando a inocentes por diversión.
12 Nos los tragaremos vivos como el abismo,
enteros como los que caen al hoyo.
13 Conseguiremos un montón de riquezas
y llenaremos nuestras casas de despojos.
14 Comparte tu suerte con nosotros
y haremos un fondo común”.
15 Hijo mío, no sigas sus caminos
y aleja tus pasos de sus sendas,
16 porque corren disparados hacia el mal
y van decididos a derramar sangre.
17 ¿No ves que es inútil poner trampas
a la vista de los pájaros?
18 Se ponen emboscadas a sí mismos,
atentan contra su propia vida.
19 Ese es el destino de la avaricia:
quienes la practican no viven.

Primer pregón de la sabiduría

20 La sabiduría pregona por las calles,
alza su voz en las plazas;
21 grita por encima del tumulto,
ante las puertas de la ciudad anuncia su pregón:
22 “¿Hasta cuándo los ingenuos amarán la ingenuidad,
los insolentes disfrutarán con la insolencia,
los necios odiarán el saber?
23 Atiendan a mis advertencias:
les transmitiré mi espíritu
y les explicaré mis dichos.
24 Los llamé y no hicieron caso,
les tendí la mano y nadie atendió;
25 despreciaron todos mis consejos
y rechazaron mis advertencias.
26 También yo me reiré de su desgracia,
me burlaré cuando los invada el pavor;
27 cuando les llegue como huracán el terror,
cuando les sobrevenga la desgracia como vendaval,
cuando les lleguen los problemas y la angustia.
28 Entonces me llamarán y no responderé,
me buscarán y no me encontrarán.
29 Porque odiaron el saber
y no quisieron respetar al Señor;
30 porque no aceptaron mis consejos
y despreciaron mis advertencias,
31 se comerán los frutos de su conducta
y quedarán hartos de sus planes.
32 Su propia rebeldía matará a los ingenuos
y la autosatisfacción perderá a los insensatos.
33 Pero el que me preste atención vivirá seguro”.