Add parallel Print Page Options

Dios dirige nuestra vida

20 Es de tontos emborracharse,
porque se pierde el control
y se provoca mucho alboroto.

Cuando el rey se enoja
es como un león que ruge;
quien lo hace enojar,
pone en peligro su vida.

Cualquier tonto inicia un pleito,
pero quien lo evita merece aplausos.

Quien no trabaja en otoño
se muere de hambre en invierno.

Los planes de la mente humana
son profundos como el mar;
quien es inteligente los descubre.

Hay muchos que afirman ser leales,
pero nadie encuentra gente confiable.

Dios bendice
a los hijos del hombre honrado,
cuando ellos siguen su ejemplo.

En cuanto el rey se sienta
para juzgar al acusado,
con una mirada suya
acaba con el malvado.

Nadie puede decir
que tiene buenos pensamientos
ni que está limpio de pecado.

10 Dios no soporta dos cosas:
que engañes al que te vende,
y que engañes al que te compra.

11 Por los hechos se llega a saber
si el joven tiene buena conducta.

12 Dios ha creado dos cosas:
los oídos para oír
y los ojos para ver.

13 Si sólo piensas en dormir
terminarás en la pobreza.
Mejor piensa en trabajar,
y nunca te faltará comida.

14 Para el que compra,
ninguna mercancía es buena;
para el que vende,
ninguna mercancía es mejor.

15 Podrá haber mucho oro,
y muchas piedras preciosas,
pero nada hay más valioso
que las enseñanzas del sabio.

16 Si te comprometes a pagar
las deudas de un desconocido,
te pedirán dar algo en garantía
y perderás hasta el abrigo.

17 Tal vez te sepa muy sabroso
ganarte el pan con engaños,
pero acabarás comiendo basura.

18 Siempre que hagas planes,
sigue los buenos consejos;
nunca vayas a la guerra
sin un buen plan de batalla.

19 El que habla mucho
no sabe guardar secretos.
No te juntes con gente chismosa.

20 El que maldice a sus padres
morirá antes de tiempo.

21 Lo que al principio
se gana fácilmente,
al final no trae ninguna alegría.

22 Nunca hables de tomar venganza;
mejor confía en Dios,
y él vendrá en tu ayuda.

23 Dios no soporta dos cosas:
que engañes al que te vende,
y que engañes al que te compra.

24 Nadie sabe cuál será su futuro;
por eso debemos dejar
que Dios dirija nuestra vida.

25 No caigas en la trampa
de prometerle algo a Dios,
para luego no cumplirle.

26 Cuando el rey sabio
castiga al malvado,
lo destruye por completo.

27 Dios nos ha dado la conciencia
para que podamos examinarnos
a nosotros mismos.

28 El rey afirma su reinado
cuando es fiel a Dios
y trata bien a su pueblo.

29 El orgullo del joven es su fuerza;
el del anciano, su experiencia.

30 Con golpes y con azotes
se corrigen los malos pensamientos.