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El que guarda la Ley es hijo prudente,
pero el que se hace compañero de glotones avergüenza a su padre.
El que aumenta sus riquezas con usura y crecidos intereses,
para aquel que se compadece de los pobres las aumenta.
Incluso la oración le es abominable
al que aparta su oído para no escuchar la Ley.

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