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Excelencia y eternidad de la Sabiduría

¿No clama la sabiduría,

Y da su voz la inteligencia?
En las alturas junto al camino,
A las encrucijadas de las veredas se para;
Junto a las puertas, a la entrada de la ciudad,
En el umbral de las puertas da voces:
Oh hombres, a vosotros clamo;
Dirijo mi voz a los hijos de los hombres.
Aprended, oh simples, discreción;
Y vosotros, necios, entrad en cordura.
Escuchad, porque hablaré cosas excelentes,
Y abriré mis labios para cosas rectas.
Porque mi boca hablará verdad,
Y mis labios abominan la impiedad.
Sinceras son todas las razones de mi boca;
No hay en ellas cosa falsa ni tortuosa.
Todas ellas son rectas para el que entiende,
Y razonables para los que han hallado sabiduría.
10 Recibid mi enseñanza, y no la plata;
Y ciencia antes que el oro escogido.
11 Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas;
Y todo cuanto se puede desear, no puede compararse con ella.
12 Yo, la sabiduría, habito con la cordura,
Y he hallado el conocimiento de los consejos.
13 El temor de Jehová es aborrecer el mal;
La soberbia y la arrogancia, el mal camino,
Y la boca perversa, es lo que yo detesto.
14 Conmigo está el consejo y el buen acierto;
Yo soy la inteligencia; mío es el poder.
15 Por mí reinan los reyes,
Y los príncipes decretan lo que es justo.
16 Por mí gobiernan los príncipes,
Y los magnates juzgan toda la tierra.
17 Yo amo a los que me aman,
Y me hallan los que madrugan para buscarme.
18 Las riquezas y la honra están conmigo;
Riquezas duraderas, y justicia.
19 Mejor es mi fruto que el oro, que el oro refinado;
Y mi rédito mejor que la plata acrisolada.
20 Por veredas de justicia camino,
Por en medio de sendas de rectitud,
21 Para hacer que los que me aman obtengan su heredad,
Y que yo llene sus arcas.
22 Jehová me poseía en el principio,
Ya de antiguo, antes de sus obras.
23 Eternamente tuve el principado, desde el principio,
Antes del comienzo de la tierra.
24 Antes de los abismos fui engendrada;
Antes que existiesen las fuentes de las muchas aguas.
25 Antes que los montes fuesen formados,
Antes de los collados, ya había sido yo engendrada;
26 No había aún hecho la tierra, ni los campos,
Ni los primeros elementos del mundo.
27 Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;
Cuando trazaba un círculo sobre la faz del abismo;
28 Cuando condensaba las nubes arriba,
Cuando afianzaba las fuentes del abismo;
29 Cuando ponía al mar su estatuto,
Para que las aguas no traspasasen su mandato;
Cuando establecía los fundamentos de la tierra,
30 Con él estaba yo ordenándolo todo,
Y era su delicia de día en día,
Teniendo solaz delante de él en todo tiempo.
31 Jugueteando en la parte habitable de su tierra;
Y teniendo mis delicias con los hijos de los hombres.

32 Ahora, pues, hijos, oídme;
Dichosos los que guardan mis caminos.
33 Atended mi consejo, para que seáis sabios;
No lo menospreciéis.
34 Dichoso el hombre que me escucha,
Velando a mis puertas cada día,
Aguardando a los postes de mis puertas.
35 Porque el que me halle, hallará la vida,
Y alcanzará el favor de Jehová.
36 Mas el que me pierde, se arruina a sí mismo;
Todos los que me aborrecen aman la muerte.

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