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La sabiduría en la historia

De Adán hasta Abraham

10 La sabiduría protegió a Adán,
el primer hombre
y padre de todos nosotros.
Cuando no había nadie más que Adán,
ella lo rescató del pecado
que había cometido,
y le dio poder sobre todo lo creado.

Caín, en cambio,
rechazó la sabiduría,
y lleno de odio y de rabia,
mató a su hermano Abel;
así Caín provocó su propia muerte.
Por su culpa,
el agua inundó la tierra,
pero la sabiduría volvió a salvarla:
hizo que Noé, un hombre bueno,
flotara sobre las aguas
en un simple cajón de madera.

Tiempo después,
las naciones se unieron para hacer el mal,
y Dios las llenó de confusión.
Pero la sabiduría eligió al justo Abraham,
y lo llenó de valor para ser bueno
y obediente a Dios.
Fue también ella
quien le dio fortaleza a Abraham
cuando Dios le pidió
sacrificar a Isaac, su hijo amado.

Cuando el incendio destruyó
las cinco ciudades malvadas,
la sabiduría salvó a Lot,
que era un hombre justo.
Como resultado de aquella maldad,
esa tierra se volvió un desierto;
las plantas ya no dan fruto,
y allí puede verse una estatua de sal
que recuerda a la esposa de Lot,
la mujer que no confió en Dios.
Así, los necios habitantes de esas ciudades
no sólo fueron incapaces de conocer el bien,
sino que dejaron un recuerdo de su locura,
para que nadie se olvidara
de su terrible maldad.

De Jacob hasta José

La sabiduría libró a sus servidores:
10 llevó a Jacob por un camino seguro,
cuando huía de su hermano Esaú.
Le mostró el reino de Dios
y le dio a conocer grandes cosas.
Además, lo hizo prosperar
en todos sus trabajos.
11 Defendió a Jacob de sus enemigos,
y le dio muchas riquezas.
12 Cuando Jacob luchó con Dios,
la sabiduría le enseñó
que no hay nada más poderoso que la oración.

13 La sabiduría no abandonó a José,
el hombre bueno,
sino que lo libró de la maldad
cuando sus hermanos lo vendieron.
14 Lo acompañó cuando estuvo preso
y lo sacó de la cárcel.
Lo puso como gobernante de Egipto
y le dio dominio sobre sus enemigos.
Demostró que sus acusadores mentían
y, por eso, lo hizo famoso para siempre.

Tiempos de Moisés

15 La sabiduría liberó al pueblo de Dios.
Lo libró de quienes lo habían esclavizado.

16 La sabiduría acompañó a Moisés,
ayudante de Dios.
Por eso,
Moisés pudo vencer a reyes malvados
con milagros y con el poder de Dios.

17 La sabiduría premió al pueblo de Dios
por los muchos sufrimientos en Egipto.
Llevó al pueblo por un camino maravilloso.
Durante el día lo protegía con su sombra,
y de noche lo alumbraba con una gran luz.

18 La sabiduría hizo que el pueblo
cruzara a pie por el Mar de los Juncos,
y lo guió a través del mar profundo.
19 A los enemigos del pueblo,
la sabiduría los hundió en el mar,
y sus cuerpos quedaron tendidos en la orilla.

20 Así defendiste, Dios mío, a tu pueblo,
y les entregaste las riquezas
de esos pueblos malvados.
En gratitud, todo tu pueblo se puso a alabarte,
y a darte gracias por haberlo defendido.
21 La sabiduría soltó la lengua de los mudos
y enseñó a hablar a los niños pequeños.