Add parallel Print Page Options

La vida es corta

SALMO 39 (38)

Himno de David y de Jedutún.

39 Yo me había propuesto
cuidar mi conducta
y no pecar con mis palabras,
y hasta taparme la boca
en presencia de gente malvada.
Así que guardé silencio
y no dije una sola palabra.
Pero eso no me ayudó en nada,
pues mi angustia era mayor:
¡el corazón me ardía en el pecho!
Mientras más pensaba en esto,
más frustrado me sentía;
al fin abrí la boca y dije:

«Dios mío,
hazme saber cuál será mi fin,
y cuánto tiempo me queda de vida;
hazme saber cuán corta es mi vida.
Me has dado una vida muy breve,
¡tan breve que no es nada para ti!
¡Nadie dura más que un suspiro!
Nuestra vida es pasajera;
de nada nos sirve
amontonar riquezas
si al fin y al cabo
otros se quedarán con ellas.

»Siendo esto así, Dios mío,
¿qué es lo que puedo esperar?
¡En ti he puesto mi esperanza!
Líbrame de todos mis pecados;
¡no dejes que esos necios
se burlen de mí!

»Yo he guardado silencio,
no he abierto la boca;
¡nadie puede pedirte cuentas
de lo que decides hacer!
10 Deja ya de castigarme,
pues tus golpes me aniquilan.
11 Tú castigas a la gente
y corriges su maldad;
destruyes como polilla
lo que ellos más valoran.
¡Nadie dura más que un suspiro!

12 »Dios mío,
oye mi oración,
escucha mi queja,
no desatiendas mi llanto.
Para ti soy un peregrino;
estoy de paso por esta vida,
como mis antepasados.
13 Ya no me mires así,
y antes de abandonar este mundo
dame un poco de alegría».

El carácter transitorio de la vida

Al músico principal; a Jedutún. Salmo de David.

39 Yo dije: Atenderé a mis caminos,

Para no pecar con mi lengua;

Guardaré mi boca con freno,

En tanto que el impío esté delante de mí.

Enmudecí con silencio, me callé aun respecto de lo bueno;

Y se agravó mi dolor.

Se enardeció mi corazón dentro de mí;

En mi meditación se encendió fuego,

Y así proferí con mi lengua:

Hazme saber, Jehová, mi fin,

Y cuánta sea la medida de mis días;

Sepa yo cuán frágil soy.

He aquí, diste a mis días término corto,

Y mi edad es como nada delante de ti;

Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. Selah

Ciertamente como una sombra es el hombre;

Ciertamente en vano se afana;

Amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá.

Y ahora, Señor, ¿qué esperaré?

Mi esperanza está en ti.

Líbrame de todas mis transgresiones;

No me pongas por escarnio del insensato.

Enmudecí, no abrí mi boca,

Porque tú lo hiciste.

10 Quita de sobre mí tu plaga;

Estoy consumido bajo los golpes de tu mano.

11 Con castigos por el pecado corriges al hombre,

Y deshaces como polilla lo más estimado de él;

Ciertamente vanidad es todo hombre. Selah

12 Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor.

No calles ante mis lágrimas;

Porque forastero soy para ti,

Y advenedizo, como todos mis padres.

13 Déjame, y tomaré fuerzas,

Antes que vaya y perezca.