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Tobías vence al demonio

Cuando terminaron de cenar, llevaron a Tobías a la habitación, pues ya era hora de dormir. Allí Tobías se acordó de lo que le había dicho el ángel Rafael. Entonces sacó de la bolsa el hígado y el corazón del pescado, y los puso a quemar sobre el hornillo del incienso. El olor del pescado espantó al demonio, y éste salió huyendo. El demonio no paró hasta llegar a Egipto, y allí el ángel Rafael lo encadenó.

Al salir de la habitación, Ragüel y Edna cerraron la puerta. Entonces Tobías se levantó de la cama y le dijo a Sara:

«Levántate, querida, vamos a pedirle a Dios que tenga compasión de nosotros y nos proteja».

Ella se levantó, y comenzaron a orar, pidiendo a Dios que los protegiera. Ésta es la oración que hicieron:

«Alabado seas por siempre,
Dios de nuestros antepasados.
Que el cielo y la tierra,
y todo lo que has creado,
por siempre te alaben.

»Tú creaste al hombre,
y le diste a la mujer
como esposa y compañera,
y de ellos nació
toda la raza humana.

»Tú dijiste:
“No está bien
que el hombre esté solo.
Voy a hacerle alguien
que lo acompañe y lo ayude”.

»No me he casado con Sara
para satisfacer mis deseos sexuales,
sino para amarla como esposa.
¡Ten compasión de nosotros,
y permítenos vivir juntos
hasta que seamos viejos!»

Los dos dijeron: «¡Amén, amén!» Luego se acostaron, y durmieron juntos esa noche.

10 Antes de que amaneciera, Ragüel se levantó y ordenó a sus sirvientes que cavaran una tumba. Pensó que, si Tobías había muerto, lo mejor sería enterrarlo. Y es que tenía miedo de que la gente se enterara de lo sucedido, y comenzara a insultarlo y a burlarse de él.

11 Cuando terminaron de cavar la tumba, Ragüel regresó a su casa y le dijo a su esposa: 12 «Pídele a una sirvienta que vaya a la habitación, a ver si Tobías está vivo. Porque si está muerto, lo enterraremos sin que nadie se dé cuenta».

13 Entonces, encendieron una lámpara, abrieron la puerta de la habitación y le dijeron a la sirvienta que entrara. Ella entró y encontró a Tobías y a Sara juntos y bien dormidos. 14 La sirvienta salió y les informó que Tobías estaba vivo, y que no le había pasado nada malo.

15 Al oír eso, Ragüel alabó al Dios del cielo de esta manera:

«¡Bendito seas, Dios mío!
Tú eres digno
de las alabanzas más sinceras.
¡Bendito seas por siempre!
16 Gracias por esta gran alegría.
Temía que pasara lo peor,
pero tú demostraste
tu gran amor por nosotros.

17 »¡Bendito seas, Dios mío!
Tobías y Sara son nuestros únicos hijos,
y tuviste compasión de ellos.
¡Trátalos bien y cuídalos!
Dales una vida llena de alegría
y que gocen de tu bondad».

18 Ragüel les ordenó a sus sirvientes que taparan la tumba antes de que amaneciera, 19 y a su esposa le dijo que preparara un gran banquete. Luego fue al establo y escogió dos bueyes y cuatro carneros; los mandó matar, y empezaron a preparar la fiesta.

20 Después Ragüel mandó a llamar a Tobías y le dijo:

«Hasta ahora, mi hija había sufrido mucho; por eso te pido que te quedes aquí dos semanas más. Durante ese tiempo, come, bebe y haz feliz a mi hija. 21 Luego podrás llevarte la mitad de mis riquezas y regresar en paz a la casa de tu padre.

»Cuando mi mujer y yo muramos, la otra mitad de mis bienes también será tuya. ¡Anímate, hijo mío! ¡Ten confianza! Para Edna y para mí ya eres nuestro hijo, y de ahora en adelante tú y Sara pueden contar con nuestro apoyo».