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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
Hechos 11-12

Pedro regresa a Jerusalén

11 1-2 En toda la región de Judea se supo que también los que no eran judíos habían recibido el mensaje de Dios. Así que, cuando Pedro regresó a Jerusalén, los apóstoles y los seguidores judíos se pusieron a discutir con él. Y le reclamaron:

—¡Tú entraste en la casa de gente que no es judía, y hasta comiste con ellos!

Pedro empezó a explicarles todo lo que había pasado:

—Un día, yo estaba orando en el puerto de Jope. De pronto, tuve una visión: Vi que del cielo bajaba algo como un gran manto, colgado de las cuatro puntas. Miré con atención, y en el manto había toda clase de animales domésticos y salvajes, y también serpientes y aves. Luego oí la voz de Dios, que me dijo: “Pedro, levántate; mata y come de estos animales.”

»Yo le respondí: “¡No, Señor, de ninguna manera! Nuestra ley no nos permite comer carne de esos animales. Yo jamás he comido alimentos prohibidos.”

»Pero Dios me dijo: “Si yo digo que puedes comer de estos animales, no digas que eso es malo.”

10 »Esto ocurrió tres veces. Luego Dios retiró el manto y lo devolvió al cielo. 11 Poco después llegaron tres hombres, que fueron a buscarme desde Cesarea. 12 El Espíritu Santo me dijo que fuera con ellos y que no tuviera miedo. Seis miembros de la iglesia de Jope fueron conmigo.

»Al llegar a Cesarea, entramos en la casa de Cornelio. 13 Él nos contó que un ángel del Señor se le había aparecido y le había dicho: “Envía unos mensajeros a Jope, para que hagan venir a un hombre llamado Pedro. 14 El mensaje que él te va a dar hará que se salven tú y toda tu familia.”

15 »Yo empecé a hablarles, y de pronto el Espíritu Santo vino sobre todos ellos, así como nos ocurrió a nosotros al principio. 16 Y me acordé de que el Señor Jesús nos había dicho: “Juan bautizó con agua, pero a ustedes Dios los va a bautizar con el Espíritu Santo.”

17 »Entonces pensé: “Dios le ha dado a esta gente el mismo regalo que nos dio a nosotros los judíos, porque creímos en Jesús, el Mesías y Señor.” Y yo no soy más poderoso que Dios para ponerme en contra de lo que él ha decidido hacer.»

18 Cuando los hermanos judíos oyeron esto, dejaron de discutir y se pusieron a alabar a Dios. Y decían muy admirados: «¡Así que también a los que no son judíos Dios les ha permitido arrepentirse y tener vida eterna!»

La buena noticia llega a Antioquía

19 Después de la muerte de Esteban, los seguidores de Jesús fueron perseguidos y maltratados. Por eso muchos de ellos huyeron a la región de Fenicia y a la isla de Chipre, y hasta el puerto de Antioquía. En todos esos lugares, ellos anunciaban las buenas noticias de Jesús solamente a la gente judía. 20 Sin embargo, algunos de Chipre y otros de Cirene fueron a Antioquía y anunciaron el mensaje del Señor Jesús también a los que no eran judíos. 21 Y Dios les dio poder y los ayudó para que muchos aceptaran el mensaje y creyeran en Jesús.

22 Los de la iglesia de Jerusalén supieron lo que estaba pasando en Antioquía, y enseguida mandaron para allá a Bernabé. 23-24 Bernabé era un hombre bueno, que tenía el poder del Espíritu Santo y confiaba solamente en el Señor. Cuando Bernabé llegó y vio que Dios había bendecido a toda esa gente, se alegró mucho y los animó para que siguieran siendo fieles y obedientes al Señor. Y fueron muchos los que escucharon a Bernabé y obedecieron el mensaje de Dios.

25 De allí, Bernabé se fue a la ciudad de Tarso, para buscar a Saulo.[a] 26 Cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Allí estuvieron un año con toda la gente de la iglesia, y enseñaron a muchas personas. Fue allí, en Antioquía, donde por primera vez la gente comenzó a llamar cristianos a los seguidores de Jesús.

27 En ese tiempo, unos profetas fueron de Jerusalén a Antioquía. 28 Uno de ellos, llamado Agabo, recibió la ayuda del Espíritu Santo y anunció que mucha gente en el mundo no tendría nada para comer. Y esto ocurrió, en verdad, cuando el emperador Claudio[b] gobernaba en Roma.

29 Los seguidores de Jesús en Antioquía se pusieron de acuerdo para ayudar a los cristianos en la región de Judea, y cada uno dio todo lo que pudo dar. 30 Entonces Bernabé y Saulo llevaron el dinero a Jerusalén, y lo entregaron a los líderes de la iglesia.

Matan a Santiago y encarcelan a Pedro

12 En aquel tiempo Herodes Agripa[c] gobernaba a los judíos, y empezó a maltratar a algunos miembros de la iglesia. Además, mandó que mataran a Santiago, el hermano de Juan. 3-4 Y como vio que esto les agradó a los judíos, mandó que apresaran a Pedro, que lo encerraran hasta que pasara la fiesta de la Pascua, y que cuatro grupos de soldados vigilaran la cárcel.

Herodes planeaba acusar a Pedro delante del pueblo judío y ordenar que lo mataran, pero no quería hacerlo en esos días, porque los judíos estaban celebrando la fiesta de los panes sin levadura.

El Señor libera a Pedro

Mientras Pedro estaba en la cárcel, los miembros de la iglesia oraban a Dios por él en todo momento.

Una noche, Pedro estaba durmiendo en medio de dos soldados y atado con dos cadenas. Afuera, los demás soldados seguían vigilando la entrada de la cárcel. Era un día antes de que Herodes Agripa presentara a Pedro ante el pueblo.

De repente, un ángel de Dios se le apareció, y una luz brilló en la cárcel. El ángel tocó a Pedro para despertarlo, y le dijo: «Levántate, date prisa.»

En ese momento las cadenas se cayeron de las manos de Pedro, y el ángel le ordenó: «Ponte el cinturón y ajústate las sandalias.»

Pedro obedeció. Luego el ángel le dijo: «Cúbrete con tu manto, y sígueme.»

Pedro siguió al ángel, sin saber si todo eso realmente estaba sucediendo, o si era sólo un sueño. 10 Pasaron frente a los soldados y, cuando llegaron a la salida principal, el gran portón de hierro se abrió solo. Caminaron juntos por una calle y, de pronto, el ángel desapareció. 11 Pedro entendió entonces lo que le había pasado, y dijo: «Esto es verdad. Dios envió a un ángel para librarme de todo lo malo que Herodes Agripa y los judíos querían hacerme.»

12 Enseguida Pedro se fue a la casa de María, la madre de Juan Marcos, pues muchos de los seguidores de Jesús estaban orando allí. 13 Pedro llegó a la entrada de la casa y llamó a la puerta. Una sirvienta llamada Rode salió a ver quién llamaba. 14 Al reconocer la voz de Pedro, fue tanta su alegría que, en vez de abrir la puerta, se fue corriendo a avisarles a los demás.

15 Todos le decían que estaba loca, pero como ella insistía en que Pedro estaba a la puerta, pensaron entonces que tal vez había visto a un ángel.

16 Mientras tanto, Pedro seguía llamando a la puerta. Cuando finalmente le abrieron, todos se quedaron sorprendidos de verlo allí.

17 Pedro les hizo señas para que se callaran, y empezó a contarles cómo Dios lo había sacado de la cárcel. También les dijo: «Vayan y cuenten esto a Jacobo y a los demás seguidores de Jesús.» Luego se despidió de todos, y se fue a otro pueblo.

18 Al amanecer, hubo un gran alboroto entre los soldados. Ninguno sabía lo que había pasado, pero todos preguntaban: «¿Dónde está Pedro?»

19 El rey Herodes Agripa ordenó a sus soldados que buscaran a Pedro, pero ellos no pudieron encontrarlo. Entonces Herodes les echó la culpa y mandó que los mataran.

Después de esto, Herodes salió de Judea y se fue a vivir por un tiempo en Cesarea.

Dios castiga a Herodes Agripa

20 Herodes Agripa estaba muy enojado con la gente de los puertos de Tiro y de Sidón. Por eso un grupo de gente de esos puertos fue a ver a Blasto, un asistente muy importante en el palacio de Herodes Agripa, y le dijeron: «Nosotros no queremos pelear con Herodes, porque nuestra gente recibe alimentos a través de su país.»

Entonces Blasto convenció a Herodes para que los recibiera. 21 El día en que iba a recibirlos, Herodes se vistió con sus ropas de rey y se sentó en su trono. Luego, lleno de orgullo, les habló. 22 Entonces la gente empezó a gritar: «¡Herodes Agripa, tú no hablas como un hombre, sino como un dios!»

23 En ese momento, un ángel de Dios hizo que Herodes se pusiera muy enfermo, porque Herodes se había creído Dios. Más tarde murió, y los gusanos se lo comieron.

24 Los cristianos siguieron anunciando el mensaje de Dios. 25 Bernabé y Saulo[d] terminaron su trabajo en Jerusalén y regresaron a Antioquía. Con ellos se llevaron a Juan Marcos.