Mateo 17
Reina-Valera 1995
La transfiguración(A)
17 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte alto. 2 Allí se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. 3 Y se les aparecieron Moisés y Elías, que hablaban con él. 4 Entonces Pedro dijo a Jesús: «Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, haremos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
5 Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió y se oyó una voz desde la nube, que decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.» 6 Al oír esto, los discípulos se postraron sobre sus rostros y sintieron gran temor. 7 Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: «Levantaos y no temáis.»
8 Cuando ellos alzaron los ojos, no vieron a nadie, sino a Jesús solo.
9 Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo:
—No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de los muertos.
10 Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo:
—¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?
11 Respondiendo Jesús, les dijo:
—A la verdad, Elías viene primero y restaurará todas las cosas. 12 Pero os digo que Elías ya vino, y no lo conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del hombre padecerá a manos de ellos.
13 Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista.
Jesús sana a un muchacho lunático(B)
14 Cuando llegaron adonde estaba la gente, se le acercó un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo:
15 —Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático y sufre muchísimo, porque muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua. 16 Lo he traído a tus discípulos, pero no lo han podido sanar.
17 Respondiendo Jesús, dijo:
—¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá.
18 Entonces reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora. 19 Se acercaron entonces los discípulos a Jesús y le preguntaron aparte:
—¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?
20 Jesús les dijo:
—Por vuestra poca fe. De cierto os digo que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Pásate de aquí allá”, y se pasará; y nada os será imposible. 21 Pero este género no sale sino con oración y ayuno.
Jesús anuncia por segunda vez su muerte(C)
22 Estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: «El Hijo del hombre será entregado en manos de hombres 23 y lo matarán, pero al tercer día resucitará».
Ellos se entristecieron mucho.
Pago del impuesto para el Templo
24 Cuando llegaron a Capernaúm, se acercaron a Pedro los que cobraban las dos dracmas y le preguntaron:
—¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?
25 Él dijo:
—Sí.
Al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo:
—¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos o de los extraños?
26 Pedro le respondió:
—De los extraños.
Jesús le dijo:
—Luego los hijos están exentos. 27 Sin embargo, para no ofenderlos, ve al mar, echa el anzuelo y toma el primer pez que saques, ábrele la boca y hallarás una moneda. Tómala y dásela por mí y por ti.
Mateo 17
Reina-Valera 1960
La transfiguración
(Mr. 9.2-13; Lc. 9.28-36)
17 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; 2 y se transfiguró delante de ellos,(A) y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. 3 Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. 4 Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. 5 Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia;(B) a él oíd. 6 Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor. 7 Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis. 8 Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo.
9 Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos. 10 Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?(C) 11 Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. 12 Mas os digo que Elías ya vino,(D) y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos. 13 Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista.
Jesús sana a un muchacho lunático
(Mr. 9.14-29; Lc. 9.37-43)
14 Cuando llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo: 15 Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. 16 Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido sanar. 17 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá. 18 Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde aquella hora. 19 Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? 20 Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará;(E) y nada os será imposible. 21 Pero este género no sale sino con oración y ayuno.
Jesús anuncia otra vez su muerte
(Mr. 9.30-32; Lc. 9.43-45)
22 Estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, 23 y le matarán; mas al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron en gran manera.
Pago del impuesto del templo
24 Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas,(F) y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? 25 Él dijo: Sí. Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños? 26 Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos. 27 Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero;[a] tómalo, y dáselo por mí y por ti.
Footnotes
- Mateo 17:27 Moneda correspondiente a cuatro dracmas.
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