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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
2 Samuel 5:11-6:23

Un palacio para David (1 Cr 14.1-2)

10-12 Cada día David tenía más y más poder, pues el Dios todopoderoso lo ayudaba. David sabía que Dios le había dado ese poder, y que lo había hecho rey de Israel por amor a su pueblo.

Hiram, el rey de Tiro, envió gente que sabía construir con madera y piedra. Con ellos envió madera para que le hicieran a David un palacio en Jerusalén.

Otros hijos de David (1 Cr 3.1-9; 14.3-7)

13 David se fue de Hebrón para ir a vivir a Jerusalén. Allí tuvo más esposas. Los hijos que tuvo con ellas fueron:

14 Samúa,

Sobab,

Natán,

Salomón,

15 Ibhar,

Elisúa,

Nefeg,

Jafía,

16 Elisamá,

Eliadá,

Elifélet.

David vence a los filisteos (1 Cr 14.8-17)

17-19 Cuando los filisteos supieron que David ya era rey de todo Israel, se unieron para atacarlo y fueron al valle de Refaim. Pero David se enteró y se fue a uno de sus refugios. Allí consultó a Dios: «Si salgo a pelear contra los filisteos, ¿me ayudarás a vencerlos?»

Y Dios le contestó: «Claro que sí. Yo te ayudaré a vencerlos».

20-21 Entonces David salió a Baal-perasim, y allí venció a los filisteos. Los filisteos huyeron y dejaron tirados sus ídolos, así que David y sus hombres los recogieron. A ese lugar David lo llamó Baal-perasim, pues dijo: «Dios es fuerte como la corriente de un río, pues me abrió el camino para vencer a mis enemigos».

22 Pero los filisteos volvieron a atacar a David y ocuparon todo el valle de Refaim. 23 David volvió a consultar a Dios, y Dios le respondió:

«No los ataques de frente; rodéalos y atácalos por detrás. Cuando llegues a donde están los árboles de bálsamo, 24 oirás mis pasos en la punta de los árboles. Ésa será la señal para que te lances al ataque. Ahí me verás ir delante de ti, y destruir al ejército filisteo».

25 Así lo hizo David, y ese día venció a los filisteos desde Gueba hasta Guézer.

El cofre del pacto en Jerusalén (1 Cr 13.5-14)

David volvió a reunir a sus mejores hombres, que eran como treinta mil. Salió con ellos de Baalá de Judá para llevarse a Jerusalén el cofre del pacto. Ante ese cofre se ora al Dios todopoderoso que reina entre los querubines.

3-4 El cofre del pacto estaba en la casa de un hombre llamado Abinadab. Esa casa estaba en la punta de una colina. Cuando sacaron de allí el cofre, lo pusieron sobre una carreta nueva que iban guiando Uzá y Ahió, hijos de Abinadab. Ahió iba delante del cofre.

David y todos los israelitas iban danzando y cantando muy alegres delante de Dios, al son de la música de arpas, panderos, platillos, castañuelas y otros instrumentos de madera y cuerdas. Cuando llegaron a un lugar donde se limpiaba el trigo, se tropezaron los bueyes que jalaban la carreta. Uzá sostuvo con su mano el cofre para que no se cayera, pero Dios se enojó mucho contra Uzá por haber tocado el cofre, y allí mismo le quitó la vida.

David se enojó mucho porque Dios le había quitado la vida a Uzá, partiéndolo en dos, y por eso llamó a ese lugar Peres-uzá. Pero luego sintió miedo y dijo: «Ya no me atrevo a cuidar el cofre de Dios».

10 Y David no se atrevió a llevar el cofre de Dios a Jerusalén, así que lo dejó en casa de Obed-edom, que vivía en Gat. 11 El cofre de Dios se quedó allí tres meses, y durante ese tiempo Dios bendijo a Obed-edom y a todos sus familiares.

David lleva el cofre de Dios a Jerusalén (1 Cr 15.1—16.6)

12 Alguien fue a decirle a David: «Como Obed-edom tiene en su casa el cofre del pacto, Dios lo ha bendecido mucho, lo mismo que a sus familiares, y le ha dado más de lo que tenía».

Entonces David fue a la casa de Obed-edom para llevarse el cofre a Jerusalén. Hizo una gran fiesta; 13 cada vez que los que llevaban el cofre daban seis pasos, David ofrecía a Dios un toro y un ternero.

14 Para agradarle a Dios, David danzaba con mucha alegría. Llevaba puesta sólo una túnica sacerdotal de lino. 15 Y así, entre gritos de alegría y toques de trompeta, David y todos los israelitas llevaron el cofre de Dios a Jerusalén.

16 Mical, la hija de Saúl, estaba en la ventana del palacio cuando el cofre de Dios iba entrando a la ciudad, y se disgustó mucho al ver cómo el rey David saltaba y danzaba para agradar a Dios.

17 El cofre de Dios fue llevado a una carpa que David había preparado, y allí David le presentó a Dios muchas ofrendas de animales y de vegetales. 18 Luego bendijo al pueblo en nombre de Dios, 19 y a cada uno de los presentes le dio un pan de harina, uno de dátiles y otro de pasas. Después de eso, todos se fueron a su casa.

20 También David se fue a su casa, y al llegar empezó a bendecir a su familia. Pero Mical le dijo:

—¡Hoy has hecho el ridículo! No te has portado a la altura de un rey. Con los saltos que dabas, hasta la última de tus sirvientas te vio el trasero. ¡Realmente te has portado como una persona vulgar y sin vergüenza!

21 David le contestó:

—Si dancé, lo hice para agradar a Dios. Y recuerda que fue Dios quien rechazó a tu padre y a tu familia. Además, fue Dios mismo quien me eligió como rey de su pueblo. 22 Y si a ti te parece que me rebajo, pues seguiré rebajándome. Pero aun así, esas sirvientas que dices comprenderán por qué lo hago, y me honrarán.

23 Y Dios castigó a Mical; por eso ella nunca tuvo hijos.

1 Crónicas 13-16

David intenta llevar el cofre a Jerusalén (2 S 6.1-11)

13 David consultó a los jefes de su ejército, 2-3 y después les dijo a los israelitas:

«Desde que Saúl era rey, nos hemos olvidado del cofre de nuestro Dios. Por eso, si ustedes creen que está bien, y si es la voluntad de nuestro Dios, vamos a llamar al resto del pueblo, y también a todos los sacerdotes y los ayudantes que están en sus ciudades y tierras de pastoreo. Los invitaremos para que, junto con ellos, traigamos el cofre del pacto de Dios».

Y los israelitas aceptaron lo que David propuso.

5-6 Entonces David reunió a todo el pueblo de Israel. Lo reunió desde Sihor, en la frontera con Egipto, hasta la entrada de Hamat. Luego fue con ellos a Quiriat-jearim, también llamada Baalá de Judá, para llevarse a Jerusalén el cofre de Dios todopoderoso. Ante ese cofre se ora a Dios, que reina entre los querubines.

Los israelitas sacaron el cofre de la casa de Abinadab, y lo pusieron sobre una carreta nueva que iban guiando Uzá y Ahió.

David y todos los israelitas iban danzando con todas sus fuerzas y cantando muy alegres delante de Dios, al son de la música de guitarras, arpas, panderos, platillos y trompetas. Cuando llegaron a un lugar donde se limpiaba el trigo, que pertenecía a Quidón, los bueyes que jalaban la carreta se tropezaron. Entonces Uzá sostuvo el cofre para que no se cayera, 10-11 pero a Dios no le gustó que él tocara el cofre, y allí mismo le quitó la vida, partiéndolo en dos. David se enojó mucho porque Dios le había quitado la vida a Uzá, y por eso llamó a ese lugar Peres-uzá.[a] 12 Pero luego sintió miedo y dijo: «Es mejor que no me lleve el cofre de Dios».

13-14 Y David no se atrevió a llevar el cofre de Dios a Jerusalén, así que lo dejó en casa de Obed-edom, que vivía en Gat. El cofre de Dios se quedó allí tres meses, y durante ese tiempo Dios bendijo a la familia de Obed-edom y todo lo que tenía.

Hiram envía sus representantes a David (2 S 5.11-12)

14 1-2 Cada día David tenía más y más poder, pues el Dios todopoderoso lo ayudaba. David sabía que Dios le había dado ese poder, y que lo había hecho rey de Israel por amor a su pueblo.

Hiram, el rey de Tiro, envió gente que sabía construir con madera y piedra. Con ellos envió madera para que le hicieran a David un palacio en Jerusalén.

David tiene más hijos (2 S 5.13-16)

3-4 En Jerusalén David tuvo más esposas; los hijos que tuvo con ellas fueron:

Samúa,

Sobab,

Natán,

Salomón,

Ibhar,

Elisúa,

Elpélet,

Nógah,

Néfeg,

Jafía,

Elisamá,

Beeliadá,

Elifélet.

David vence a los filisteos (2 S 5.17-25)

8-10 Cuando los filisteos supieron que David ya era rey de todo Israel, se unieron para atacarlo y fueron al valle de Refaim, donde comenzaron a atacar las aldeas vecinas. Pero David se enteró y salió a encontrarse con ellos. Allí consultó a Dios: «Si salgo a pelear contra los filisteos, ¿me ayudarás a vencerlos?»

Y Dios le contestó: «Claro que sí. Yo te ayudaré a vencerlos».

11-12 Entonces David salió a Baal-perasim, y allí venció a los filisteos. Los filisteos huyeron y dejaron tirados sus ídolos, así que David ordenó que los quemaran. A ese lugar David lo llamó Baal-perasim,[b] pues dijo: «Dios es fuerte como la corriente de un río, pues me abrió el camino para vencer a mis enemigos.»

13 Pero los filisteos volvieron a atacar a David y ocuparon todo el valle de Refaim. 14 David volvió a consultar a Dios, y Dios le respondió:

«No los ataques de frente; rodéalos y atácalos por detrás. Cuando llegues a donde están los árboles de bálsamo, 15 oirás mis pasos en la punta de los árboles. Ésa será la señal para que te lances al ataque. Ahí me verás ir delante de ti, para destruir al ejército filisteo».

16 Así lo hizo David, y ese día venció a los filisteos desde Gabaón hasta Guézer. 17 David se hizo muy famoso en toda la tierra, y Dios hizo que todas las naciones le tuvieran miedo a David.

David lleva el cofre de Dios a Jerusalén (2 S 6.12-23)

15 1-3 El rey David ordenó que le construyeran varias casas en Jerusalén, y que levantaran una carpa para el cofre del pacto de Dios. Luego, David reunió en Jerusalén a todo el pueblo de Israel, para que estuvieran presentes cuando trajeran el cofre de Dios al lugar que él le había preparado. También ordenó lo siguiente: «Sólo los ayudantes de los sacerdotes cargarán el cofre, porque Dios los ha elegido para eso, y para que siempre se hagan cargo de los cultos».

Por eso, también mandó llamar a los descendientes de Aarón y a los de la tribu de Leví. Ésta es la lista de los jefes y familiares que se reunieron:

Uriel, al mando de ciento veinte descendientes de Quehat.

Asaías, al mando de doscientos veinte descendientes de Merarí.

Joel, al mando de ciento treinta descendientes de Guersón.

Semaías, al mando de doscientos descendientes de Elisafán.

Eliel, al mando de ochenta descendientes de Hebrón.

10 Aminadab, al mando de ciento doce descendientes de Uziel.

11 Luego David llamó a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, y a sus ayudantes Uriel, Asaías, Joel, Semaías, Eliel y Aminadab, 12-13 y les recordó:

«La primera vez que intentamos transportar el cofre de Dios, no le consultamos cómo hacerlo, y ustedes no lo trajeron; por eso él nos castigó, matando a algunos de nosotros. Ustedes son los jefes de las familias de la tribu de Leví; celebren con sus familias la ceremonia de limpieza para que Dios les perdone los pecados, y así puedan trasladar el cofre del Dios de Israel al lugar que le he preparado».

14 Y así lo hicieron. Llevaron a cabo la ceremonia de limpieza y transportaron el cofre, 15 llevándolo sobre los hombros con varas, tal como lo había ordenado Dios por medio de Moisés.

16 Los jefes de los ayudantes de los sacerdotes nombraron cantantes de entre su tribu, para que cantaran con alegría, acompañados de guitarras, arpas y platillos, como lo había mandado David.

17 Ésta es la lista de los descendientes de Merarí:

Hemán hijo de Joel,

Asaf hijo de Berequías,

Etán hijo de Cusaías.

18 Luego nombraron a otros parientes que trabajaban como ayudantes en el templo:

Zacarías hijo de Jaaziel,

Semiramot,

Jehiel,

Uní,

Eliab,

Benaías,

Maaseías,

Matatías,

Elifelehu,

Mecneías,

Obed-edom,

Jeiel.

Los dos últimos en la lista eran guardianes de las entradas del templo.

19 Los músicos encargados de tocar los platillos de bronce eran:

Hemán,

Asaf,

Etán.

20 Los que tocaban las guitarras eran:

Zacarías,

Aziel,

Semiramot,

Jehiel,

Uní,

Eliab,

Maaseías,

Benaías.

21 Los que tocaban las arpas y guiaban el canto eran:

Matatías,

Elifelehu,

Mecneías,

Obed-edom,

Jeiel,

Azazías.

22 Quenanías, hombre muy inteligente, y jefe de los ayudantes de los sacerdotes, era el director de la música.

23-24 Los que vigilaban la entrada de la carpa del cofre eran:

Berequías,

Elcaná,

Obed-edom,

Jehías.

Los sacerdotes encargados de tocar las trompetas delante del cofre de Dios eran:

Sebanías,

Josafat,

Natanael,

Amasai,

Zacarías,

Benaías,

Eliézer.

El cofre llega a Jerusalén

25 David y los jefes de Israel fueron a la casa de Obed-edom por el cofre del pacto de Dios, y lo trajeron a Jerusalén con gran alegría. Los acompañaron los oficiales de su ejército.

26 Como Dios había ayudado a los encargados de transportar el cofre, ellos le presentaron como ofrenda siete toros y siete carneros.

27-29 David y todos los israelitas trajeron el cofre de Dios a Jerusalén, con cantos de alegría y música de cuernos de carnero, trompetas, platillos, arpas y guitarras.

David, los encargados del cofre, los músicos y Quenanías, director de los cantos, estaban vestidos con mantos de lino fino. Además, David traía puesto un chaleco, y danzaba con mucha alegría.

En el momento en que entraba el cofre, Mical la hija de Saúl estaba viendo desde la ventana del palacio, y al ver lo que hacía David, sintió por él un profundo desprecio.

16 El cofre del pacto de Dios fue puesto en una carpa que David había preparado, y allí David le presentó a Dios muchas ofrendas de animales y de vegetales. Luego bendijo al pueblo en nombre de Dios, y a cada uno de los presentes le dio un pan de harina, uno de dátiles y otro de pasas.

Además, David nombró a algunos de los ayudantes de los sacerdotes para que se encargaran del culto frente al cofre de Dios, orando, dando gracias y alabando al Dios de Israel. 5-6 Éstos son los nombres de esos ayudantes, con Asaf como jefe de ellos:

Zacarías,

Jeiel,

Semiramot,

Jehiel,

Matatías,

Eliab,

Benaías,

Obed-edom,

Jeiel.

Todos estos tocaban instrumentos de cuerdas. Y junto con ellos nombraron a los sacerdotes Benaías y Jahaziel para que se encargaran de tocar siempre las trompetas. Asaf quedó encargado de tocar los platillos.

David da gracias a Dios (Sal 105.1-15; 96.1-13; 106.47-48)

Ése fue el primer día en que David les encargó a Asaf y a sus compañeros que dedicaran a Dios este canto de acción de gracias:

¡Demos gracias a nuestro Dios!
¡Demos a conocer entre las naciones
todo lo que él ha hecho!
¡Cantémosle himnos!
¡Demos a conocer sus grandes milagros!

10 ¡Digamos con orgullo
que no hay otro Dios aparte del nuestro!
¡Alegrémonos de corazón
todos los que adoramos a Dios!
11 Acerquémonos a nuestro poderoso Dios,
y procuremos agradarle siempre.
12 Hagamos memoria de las maravillas
que nuestro Dios ha realizado;
recordemos sus milagros
y los mandamientos que nos dio.
13 Somos los descendientes
de Abraham y de Jacob;
somos el pueblo elegido por Dios
y estamos a su servicio;
por lo tanto, ¡escúchenme!

14 Pertenecemos a nuestro Dios;
su palabra llena la tierra.
15 Él no ha olvidado su pacto
ni las promesas que nos hizo.
16 Hizo el pacto con Abraham,
y se lo confirmó a Isaac.
17 Con Israel lo estableció
como un pacto para toda la vida,
18 y le dijo:
«Yo te daré Canaán.
Es la tierra que te ha tocado».

19 Nosotros no éramos muchos;
¡éramos gente sin patria!
20 ¡Todo el tiempo andábamos
de país en país
y de reino en reino!
21 Pero Dios jamás permitió
que nadie nos molestara,
y les advirtió a los reyes:
22 «No se metan con mi pueblo elegido;
no les hagan daño a mis profetas».

23 ¡Cantemos alabanzas a nuestro Dios!
¡Celebremos día tras día sus victorias!
24 ¡Anunciemos entre todas las naciones
su grandeza y sus maravillas!

25 ¡Grande y digno de alabanza
es nuestro Dios,
y más temible que todos los dioses!
26 Los dioses de otras naciones
son dioses falsos,
pero Dios hizo los cielos.
27 Lleno está su santuario
de majestad y esplendor,
de poder y belleza.

28 Pueblos todos,
¡reconozcan el poder de nuestro Dios
y ríndanle homenaje!
29 ¡Vengan ante su presencia
y traigan sus ofrendas!
¡Adórenlo como él se merece!
¡Inclínense ante él
en su santuario majestuoso!
30 ¡Que toda la tierra le rinda homenaje!
Él estableció el mundo con firmeza,
y el mundo jamás se moverá.
¡Él gobierna las naciones con justicia!
31 ¡Que se alegren los cielos!
¡Que grite la tierra de alegría!
Que digan las naciones:
«¡Dios es nuestro rey!»
32 ¡Que ruja el mar,
con todo lo que contiene!
¡Que canten alegres los campos,
con todo lo que hay en ellos!
33 ¡Que griten de alegría
todos los árboles del bosque!
¡Que canten en presencia de Dios,
que viene ya para gobernar al mundo!

34 ¡Démosle gracias porque él es bueno!
¡Dios nunca deja de amarnos!

35 Dios nuestro, ¡sálvanos!
¡Permítenos volver a nuestra tierra,
para que te demos gracias
y te alabemos como nuestro Dios!

36 ¡Bendito sea ahora y siempre
el Dios de Israel!

¡Que diga el pueblo de Dios: «Así sea»!

¡Alabemos a nuestro Dios!

Los encargados del culto

37 Éstas son las personas que David nombró para que se hicieran cargo del culto:

Asaf y sus compañeros se hicieron cargo de celebrar todos los días los cultos delante del cofre del pacto de Dios.

38 Los encargados de vigilar las entradas de la carpa fueron Obed-edom, Hosá, junto con el hijo de Jedutún, también llamado Obed-edom, y sesenta y ocho compañeros más.

39 Sadoc y sus compañeros sacerdotes, fueron los encargados del culto en el santuario que estaba en Gabaón; 40 allí ofrecían continuamente sacrificios en honor de Dios; lo hacían por la mañana y por la noche, tal y como lo ordena la ley que Dios le dio a su pueblo Israel.

41-42 Además de esos, David eligió a otros para que entonaran a Dios el canto de gratitud que se titula: «El amor de Dios es eterno». Hemán y Jedutún acompañaban este canto con trompetas, platillos y otros instrumentos musicales. Además, los hijos de Jedutún vigilaban las entradas del santuario.

43 Después de esto, todos regresaron a sus casas; David también volvió a su casa y bendijo a su familia.